lunes, 11 de abril de 2011

CORAL


CORAL:Es el nombre y el titulo de este relato corto que mi amigo Félix vivió en su juventud .Una historia real que la iré ofreciendo en mi blog en 15 capítulos.

CAPITULO 1º

Otoño año 1.959.
Han llegado al pueblo dos carromatos de gitanos. Son unos abuelos, sus hijos y su prole de nietos.Acamparán cerca del río y se dedicarán, como de costumbre, a estañar pucheros y sartenes y a trenzar con las “zumaricas” (mimbres), cestas y cestillos que tratarán de vender recorriendo las casas de los habitantes del pueblo.

Los hombres llevan ropa negra con chalecos, faja a la cintura, botas, sombrero y un bastón que termina en un pincho metálico. La barba es de muchos días e incluso alguno se ha dejado un buen bigote.
Ellas, pelos largos negros despeinados, tez y ojos oscuros, pañuelos anudados al cuello, faldas amplias que llegan al suelo, pendientes de grandes aros y chal ceñido a la cintura. Los críos visten de cualquier manera con pantalones hechos jirones, medio descalzos y con los mocos colgando. Todo el cuerpo que dejan al descubierto está lleno de roña. Desprenden un olor penetrante y característico de estar muchas horas cerca del fuego y de no lavarse muy a menudo.
Hay una gitanica en edad de merecer, de la que me fijo muy especialmente, y que me ha llamado la atención. Es la única del grupo con la cara limpia y peinada. Es espigada y delgadita. Lleva un vestido, o lo que pueda ser, seguramente heredado de alguna hermana mayor, que a la altura del pecho le oprime considerablemente por lo que ahí esconde. Calza unas zapatillas rotas por las que asoman unos dedillos algo sucios. Tiene unos ojos preciosos, no son grandes, pero vivos y penetrantes de color marrón oscuro, casi negros.
Al sentirse observada me clava su mirada con intensidad y me dice:
-¿Qué miras payo? ¿Me das algo “pa” comer?
- ¡Te miro a ti…! Y si quieres algo para comer tendrás que pasar por mi casa.
- ¿Y cuál es tu casa?
- Está en el centro del pueblo, la calle se llama San Blas, es el número 36, tiene la puerta pintada de color verde, hay un poyo de piedra en su entrada y encima de él un balcón.
- Yo no sé de leer ni de escribir…pero te la buscaré…
- ¿Eres gitana…? -
Sí, y de la raza calé… ¿Pasa algo “u qué”…? ¿Eso que llevas en la mano, que es…?
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- Es un cuaderno que contiene las letras de las canciones que los músicos han tocado por las fiestas, que fueron en Septiembre. Así me las aprendo y las puedo cantar.
- Yo..., ya he visto por los pueblos esos que tocan y cantan, pero no son como nuestros cantaores, ni tampoco saben tocar la guitarra como mi “batipuró” (abuelo).
- Es que a vuestra música le llaman flamenco, ¿no?
- “Pos” no sé… tampoco vosotros “sabis quelar” (sabéis bailar)

- Menos mal que me vas diciendo que quieren decir esas palabras, raras para mi, que no entiendo y que me las tienes que repetir varias veces.Sé pocas cosas de vuestro pueblo, de vuestra lengua y de vuestras tradiciones, como me imagino que tampoco tú sabrás mucho de las nuestras. No es de extrañar las diferencias que puedas notar notar en el cante en el baile y en otras costumbres.
- Y… ¿por qué no me cantas una de esas canciones que dices “tas aprendío”?
- Me da vergüenza, pero si quieres te canto un poco de una que se titula “Dos cruces” y que dice así: “Sevilla tuvo que ser, con su lunita plateada, testigo de nuestro amor, bajo la noche callada…”
- Es bonita… pero triste…mi “bata” (madre) me suele contar que tenemos cachicalós” (parientes) en ese sitio,”Zeviya”. Y tú chaval cantas “mu” por la “bajiné” (muy bajo).
- Bueno, hago lo que puedo y ya que has insistido…
A continuación la gitana empieza a dar una especie de gritos tremendos, quejidos y lamentaciones, en lo que yo imagino que es una de sus canciones, de la que apenas son inteligibles cuatro palabras, a la par que las acompaña con unos movimientos convulsivos de su cuerpo y un agitar de manos y de pies acompasados con el movimiento de su falda.
Cuando termina me pregunta :
- Qué, “¿tá gustao”? … esto sí que es cante y baile y no la “ñorda” (mierda) que tú “tás pegao” .
- ¿Pero si me has dicho que era bonita?
- Bueno..., alguna cosa de las que “dicía”, pero como tampoco la has “bailao”…

- Es que esa canción no se baila suelto sino agarrado a tu pareja y es un bolero.
- ¡Venga ya! …Tú, ¿eres de este pueblo…? es que no te tengo visto con los demás “chaveas” (chicos) del pueblo.
-Sí que lo soy, pero normalmente estoy fuera, estudiando en Logroño. Ahora estoy aquí con mis padres, porque he suspendido y he perdido el curso. No me puedo presentar a nuevos exámenes hasta el año que viene.

- Ya me “paicía” a mí que eras un poco raro por lo que “chamullas” (hablas), el color que tienes tan blanco y ese pelo que llevas con esa raya a un “lao”. Y… en esa escuela ¿qué te enseñan? -
Bueno, es una preparación para luego poder hacer una carrera: médico, abogado…
- Que vas a estar “pringao” muchos años, ¿no?
 - ¡Sí!
- Mis padres cuando yo era más chica, me quisieron apuntar a una escuela, pero el maestro no les dejó porque decía que los demás niños no querían estar con gitanos.
- ¿Cómo te llamas? - Coral,
¿y tú? - Félix -
Tienes raro hasta el nombre
- ¿Cuántos años tienes?
-Acabo de hacer los dieciséis
- ¿Que vas a hacer ahora…?
- Voy a darme la vuelta, a pedir por las casas del pueblo, que a eso iba cuando te “encontrao” y con lo que recoja volveré al campamento
- Bueno, que tengas suerte y no te olvides de pasar por mi casa que algo tendré preparado.

La gitanica se fue y yo la seguí largo rato con la mirada. Andando tenía una gracia especial, su largo pelo que llegaba a la cintura era de color caoba, sus piernas se me antojaban delgadas y su culo respingón. Era ya una mujer, y yo la miraba embelesado.

Regresé rápidamente a mi casa a esperar que ella fuera a pedir. Estaba a la vez emocionado y nervioso y el tiempo que pasaba se me hacía eterno. Al fin cuando había transcurrido más de una hora, mi madre que estaba en la planta baja de la casa, subió y me dijo:

- Hay una gitana abajo, que pregunta por ti. Luego hablaré contigo... ¿sabes lo que quiere?

- Sí madre, viene a pedir. ¿Tienes algo para darle?

Mi madre me entregó un pan duro de varios días y una ochena (moneda de 10 céntimos), y le dije:

- ¿Solamente tienes esto para darle de limosna…?

- ¡Con eso va que se mata! –me respondió-

- Es que… verás, su familia está acampada cerca del puente, en la explanada de la chopera, son un montón y hay media docena de críos…

- Lo mismo que saben hacer hijos, tenían que saber trabajar. Pero eso no, se dedican a robar todo lo que pueden y a engañar a la pobre gente… y ¿a qué viene ese interés a que le dé algo más?…

Consigo convencerla y me da unas patatas y dos huevos. Se lo bajo todo en un zacuto (bolsa o zurrón) de trapo en el que también incluyo y sin que mi madre se dé cuenta, un trozo de tocino que “ramplo” (robo) de la despensa.

-¡Toma!, Coral.

- ¡Gracias Félix, Dios te lo pague! Es la casa donde más me han dado.

Cuando subo a la cocina, mi madre, que ya me ha avisado que hablará conmigo, me somete al siguiente interrogatorio:

- A ver, hijo, ¿a qué viene ese interés por esa gitana? - No lo sé madre, la he conocido hoy mismo y hemos estado hablando un rato, me ha pedido que le diera algo para comer y le he dicho que pasara por aquí.
- Y… ¿cómo sabía tu nombre? - Pues, porque yo se lo he dicho.
–a continuación mi madre me suelta el discurso:

- No me gusta que cojas confianzas con esas gentes, que no son del pueblo y menos con los gitanos, y “pa que me joribie” (para que me fastidie más) la confianza se la das a esa descarada de gitana.

Los gitanos son harapientos y sucios, nunca se lavan, y siempre están llenos de chinches y pulgas.

Puedes coger cualquier enfermedad estando con ellos. - No te preocupes tanto, madre. Ya sé lo que me hago. - Pero... ¡La verdad! que ésta es una gitana muy guapa. -termino diciendo mi madre.

Al día siguiente, estaba jugando al fútbol con mis amigos en la era, cuando advertí como Coral se aproximaba por el camino del puente. Venía acompañada de un gitano, que me pareció en edad, algo mayor que ella, enfundado en una chaqueta muy amplia toda rota y en un pantalón que quería ser largo pero que se le había quedado corto. Se tapaba la cabeza con una boina negra, sucia, que lleva calada hasta las cejas. Coral se acercó hacia mí y él se quedó un tanto rezagado mientras extrañado me miraba desafiante.

- ¡Hola, Félix!-me saludó Coral- Éste es mi hermano Mauricio. Si te das de cuenta es un poco “retrasao”. Tuvo una enfermedad de “chinorri” (niño) y se quedó un poco “chalao”. Es algo sordo y apenas habla pero es “mu” bueno. Lo que nosotros decimos te lo entiende todo.

- ¿Sería la meningitis…? –le pregunté

- No sé… ¡acércate aquí, Mauricio!

A la orden de su hermana, Mauricio, accede remolón a acercarse poco a poco, mientras abre su boca de serón, me enseña sus dientes rotos y ennegrecidos y esboza una carcajada.


- Es “mu” travieso y “desconfiao” y no curra “ná”.


Mauricio, entonces, se da cuenta de mis amigos, que siguen jugando al fútbol en la era, y agarrándose a su hermana los señala emitiendo unos sonidos guturales inteligibles. Coral sí que logra entenderle y pasado un rato me dice:

- Me está contando el Mauricio que esos “monrós” (amigos) tuyos le han querido “estivar” (pegar) y que le han tirado piedras, y que el otro día le bajaron el pantalón le escupieron el pito y lo quisieron tirar al pilón.

Hablo con ellos y me explican que vieron a Mauricio, lo rodearon, se empezaron a reír de él, le hicieron burla, lo zarandearon y el les correspondió emprendiéndola a pedradas.


Trato de explicarles que es un poco “tontico” y que no está nada bien lo que le han hecho.

Me responden que es un gitano y que les da igual, que puede estar contento de que no lo han tirado al pilón de la fuente del bebedero, para darle un buen remojón y se le quite la mierda.

Continuamos con la discusión que la damos por terminada, cuando yo les digo a mis amigos, que va a jugar al fútbol con nosotros y que irá en mi equipo. No con muy buena gana lo aceptan y comenzamos a jugar. Tengo que empujar a Mauricio porque el pobre no se lo cree. Me mira asombrado y yo le doy la pelota. Empieza a reírse, la echa al suelo y corre detrás de ella como un poseído. Es torpe y las tarascadas que recibe de mis amigos son múltiples pero el ríe sin cesar y no sabe sin tiene que atacar en la otra portería o en la suya. Le da igual, él corre que corre, al suelo, arriba y vuelta a empezar. Cuando mi equipo mete un gol y ve que nos abrazamos el también viene sudoroso a celebrarlo. Mis amigos aprovechan para quitarle la boina y tirársela al aire. Mauricio no se lo toma a mal y suelta un montón de carcajadas seguidas, que son correspondidas por las de mis amigos que se tiran por los suelos al no poder aguantar más. Mauricio ha sido aceptado por mi panda y en adelante ya no le tirarán piedras.

La caravana de gitanos pasó algún día más en el pueblo y coincidí varias veces con Coral.



Nuestra amistad fue en aumento y aunque muchas veces me las veía y deseaba para poderla entender, con su lenguaje mitad “calorro” mitad castellano, me gustaba estar con ella y me encantaban sus ojos cuando me miraban. Me contó muchas cosas, de su familia: Raimundo era su abuelo y el patriarca, había sido estañador y ahora prácticamente no hacía nada pues, con los años, le fallaba la vista y el pulso, de tanto beber vino.


Su abuela se llamaba Salomé y se dedicaba principalmente a cuidar de la prole y a guisar los pucheros. Juan de Dios era su padre, tratante de ganado y estaba casado por el rito gitano, según su tradicción, con la que era su madre que se llamaba Remedios.El hermano mayor era el Ángel que se dedicaba a vender telas y que actualmente estaba inactivo por estar en el “talego”, por un asuntillo que había tenido con una fábrica textil de Tarrasa, a la que parece ser, le había robado la mayor parte del género que trapicheaba por los pueblos.. Estaba casado con su cuñada de nombre Yurena, que según sus leyes tenía que vivir con la familia de su marido.

Le seguía Emeterio que recogía chatarra. Natalio, otro de los hermanos, tenía más años que Coral y estaba soltero, era esquilador y según su hermana un poco “bujendí” (maricón), por lo que no era nada de extrañar que le gustara cortar el pelo, aparte de los animales, a toda la familia y sobre todo a las chicas, a las que hacía unos cortes preciosos y un montón de virguerías de moños y otras historias.

Tenía otras hermanas mayores y más pequeñas que vivían con ellos y un montón de sobrinos.

De todas esas hermanas, a quien más ponderó fue, a una que se llamaba Samara, que estaba en Zaragoza y trabajaba en una sala de fiestas cantando y bailando. Según me dijo era una “jai” de impresión de las que llamaban la atención por guapa y por cuerpo.

En algo se tenía que parecer a Coral. De su manera de vivir me explicó que en los meses crudos del invierno se asentaban en Estella, donde a las afueras, en una antigua casa de labranza, abandonada, se instalaban.

El resto del año peregrinaban de un sitio para otro. Iban a las ferias de ganado donde su padre hacía algún trato con animales comprándolos y vendiéndolos. Echaban soldaduras, la buenaventura, recogían chatarra, pedían limosna por las casas de los pueblos, hacían cestas y los más pequeños ayudaban en lo que podían, cortando mimbres, juncos, cañas, carrizos, juntando leña y así. Su vida era nómada como la de sus antepasados. No tenían normalmente un asentamiento fijo y vagaban de un sitio para otro, con el rechazo de las gentes donde iban, el analfabetismo de sus familias y el miedo a la Guardia Civil.

Sus rutas eran hasta Puente La Reina, Tafalla, San Adrian y Calahorra, Los Arcos, Acedo y Santa Cruz de Campezo y entraban en la mayoría de los pueblos que les pillaban de camino ya que en todos había algo que hacer: unos pucheros para estañar, unos burros para esquilar o algún animal para comprar o vender.

Y llegó la hora de la despedida. Aquella tarde Coral me buscó por el pueblo y me encontró en el frontón, jugando a la pelota con mis amigos y con su hermano Mauricio que nuevamente nos dio un recital de payasadas.

Me llamó desde lejos y dijo:
- Félix, venía a decirte que mañana temprano nos vamos.

(...continuará)

1 comentario:

  1. me encantaaa!!! no dejes de publicarlo en el blog que tambien esta buenisimo!!! saludos desde paraguay... sasha :)

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