martes, 31 de mayo de 2011

'Españistán, este país se va a la mierda'



El humorista gráfico Aleix Saló ha creado un cómic llamado 'Españistán' que satiriza la crisis económica en la que se ve sumida España.

Para completar la obra física, Saló ha creado un blog y este genial vídeo.

Para promocionar el libro, el autor sacó también un cortometraje que se convirtió en uno de los vídeos con más visitas de YouTube la semana pasada. Los elogios y críticas no se han hecho esperar. ¿Acaso tiene el vídeo un "tufillo prosocialista"? Algunos creen que sí.

José Luis Rodríguez Bartolomé, autor del libro 'Adiós labrillo, adiós' asegura en el último post de su blog que el vídeo de humor de Aleix Saló es acertado en esencia. El vídeo ha sido uno de los más vistos en YouTube y desde luego no ha dejado indiferente a nadie.


domingo, 29 de mayo de 2011

CORAL




Capítulo 3


Resumen de lo anterior:La amistad de Félix durante su estancia en el pueblo, con los dos hermanos gitanos Mauricio y Coral, se ha ido acrecentando.

Félix tiene una inclinación especial por Coral de la que ha comenzado a enamorarse. En su primera despedida se dicen mutuamente que se gustan.


Pasa el tiempo y Félix trata por todos sus medios de verse con Coral y confesarle claramente lo que siente por ella. Con una bicicleta prestada recorre la ruta de los pueblos que la caravana de gitanos, según le dijo Coral, suele hacer, pero sin obtener ningún resultado. Coral ha desaparecido. Pasa ese año. Al año siguiente en el mes de julio vuelve a Logroño para examinarse, aprueba y acude a las fiestas de agosto de Estella donde por fin encontrará a Coral. Quiere confesarle su amor y todo son pegas para poder estar a solas con ella. En esas fiestas, Félix, conoce a una cuadrilla de chicas de Madrid y a Mari Carmen…

…Le pedí disculpas diciéndole que enseguida volvía, que tenía que saludar a una amiga que no veía hacía mucho tiempo y me fui hacia Coral. Ella me recibió cogiéndome la mano y rápidamente me llevó a un extremo de la plaza que estaba más oscuro y donde había más árboles y parejitas.

- ¿quién es ésa…? -me dijo-

- Una amiga

- ¿Es tu novia?

- ¡Qué va! Es de Madrid y la hemos conocido a ella y a sus amigas estas fiestas, se han unido a nuestra cuadrilla y estamos saliendo todos juntos y divirtiéndonos.

- ¡Ah…!

- Mi novia eres tú.

- Que dices, ¿estás borracho?

- Creo que no, digo lo que siento

Coral no presta mucha atención a lo que acabo de decirle y añade:

- No puedo quedarme mucho, mis “primos” están por ahí.

La orquesta está tocando la melodía “Ansiedad” que esta temporada ha puesto de moda un cantante negro americano llamado Nat King Cole, que la ha grabado en castellano y que la mayoría de las orquestas han incluido en su repertorio para estar al día.


Sin pensármelo dos veces, la mano de Coral que no he soltado desde que llegó, la llevo a mi hombro, la tomo por la cintura y la acerco hacia mí abrazándola. Ella no me rehúye. No somos buenos bailarines y nos movemos con la torpeza de los principiantes, pero como nuestros cuerpos están tan cerca el uno del otro, ni se nota. Nos pisamos varias veces lo que nos sirve para sonreír y mirarnos con complicidad. ¡Por fin! estamos juntos y abrazados.

La emoción que me inunda es muy grande. Ella poco a poco, cada vez, se acerca más a mí. Me empiezo a poner cardíaco y el corazón otra vez parece que me va a estallar. Nuestras caras se rozan mientras mis brazos cada vez la aprietan más fuerte. Está muy guapa. Se ha pintado ligeramente los ojos, esos ojos que me miran entre recelosos y chispeantes y también sus labios con ese color rosa que me incita a besarlos. Noto el palpitar de su pecho que se acurruca sobre el mío. Me puede dar algo en cualquier instante. En un arranque busco su boca y la beso suavemente. Ella re resiste, pero ya es tarde. La he besado. Es mi primer beso de amor.

Ha sido algo dulce y maravilloso aunque su duración haya sido de un segundo porque al notarlo, como empujada por un resorte, Coral se ha librado de mí y se ha ido apresuradamente ¡Me ha dejado!

Abatido busco a mi cuadrilla y vuelvo con ellos para seguir la fiesta. Retomo a Mari Carmen que nota que me ha ocurrido algo pero que seguramente por discreción no pregunta nada. Hacemos “la bajadica del Ché” agarrados unos a otros y bailando al son de las peñas y charangas.
Nos despedimos hasta el día siguiente. Ha sido, pienso, un día de emociones fuertes pero no me arrepiento de nada de lo ocurrido.

De regreso a la casa de los padres de José Miguel, vamos comentando alguna cosilla. Me dice que se ha pegado un buen lote con Inés y que se lo ha pasado fenómeno. También me pregunta por la gitana y que no entiende la chaladura que tengo por ella, cuando hemos estado todo el día con unas “tordas” impresionantes que le dan ochenta vueltas y que la Mari Carmen parece que está por mí y que la he trabajado poco.

¡Eso le parece a él! –Es lo que pienso-

Agotados y en silencio nos acostamos en nuestra cama compartida.

Al día siguiente después del encierro y en la suelta de vaquillas en la plaza de toros vuelvo a encontrarme con Coral que está con su grupo de gitanos.
Como habíamos convenido, ella se despista disimuladamente y después de algún tiempo me localiza y yo me deshago de mi cuadrilla, pero advierto que Mari Carmen no me quita el ojo de encima cuando se da cuenta de que voy al encuentro de Coral.

- ¡Hola, Coral!

- ¡Hola, Félix!

- ¿Por qué ayer te fuiste así…?

- Te vi muy suelto y me puse nerviosa


- Acaso, ¿es que no te gustó?

- Qué, ¿lo del beso…? Sí que me gustó.

- Sabes… Coral, he pensado que podíamos quedar esta noche de doce y media a una, en la puerta de entrada de las traseras de la estación, e irnos al baile cerrado del jardín del “Moli” “que está al lado. Estaríamos menos vistos y más tranquilos y dejaríamos de hacer tantos malabares para poder estar juntos. Le he echado un vistazo y me parece un sitio más apropiado para poder tener un poco de intimidad y al que van casi todo parejas.

Mi idea no le pareció mal, pero Coral tenía sus pegas y me las expuso:

-Bueno…no me parece mal, pero no sé si podré. Algo me inventaré. Si es más de la una y no he llegado te marchas. Es que… aparte, está el “primo” de aquí de Estella, que se llama Amador, y quiere que esté “tol rato” con él y no sé si lo podré espantar, porque no hay manera de quitármelo de encima.

Cuando estábamos en esta conversación, acertó a pasar por allí un fotógrafo ambulante, de esos que hacen fotos a los viandantes e instantáneas de los acontecimientos de la fiesta. Tomé a Coral de la mano y le dije:

- ¡Vamos a hacernos juntos una foto!

Ella se puso a mi lado y le pase mi brazo por su espalda. Sonreímos y el fotógrafo disparó su cámara. Le encargué dos fotos, se las pagué y anotó mi nombre diciéndome que estarían para el día siguiente, que como andaba todo el día por la calle ya me vería y me las daría, y que si no, pasara a recogerlas por su estudio que lo tenía en la Calle Mayor.

Tal y como habíamos quedado, estuve esperando en las traseras de la estación durante un buen rato a que llegara Coral. Cuando comenzaba a desesperarme apareció. Inmediatamente le di mi mano y así entrelazados sacamos nuestra entrada y nos fuimos al fondo del jardín, buscando huir de las miradas indiscretas.


Comenzamos a bailar abrazaditos y muy juntos las piezas lentas. Por mi cabeza pasaba continuamente el mismo pensamiento: ¡Díselo ya! ¡Díselo ya! ¡Díselo ya! Coral, me echó una mano:

- El primer día que nos vimos de las fiestas de Estella, me dijiste que tenías que decirme algo muy importante. ¿Qué es...? Ahora me lo puedes decir.

Noté como Coral se reclinaba más en mí y acercaba su cara a la mía. Al oído por bajito le dije:

- Lo importante que tengo que decirte es que me he enamorado de ti y que te quiero.

Ella me respondió:

- Yo también te quiero, Félix. Ya sabías, que tú me “camelas”, porque te lo había dicho.

Casi sin terminar de decírmelo busque sus labios y la besé apasionadamente. Ella me respondió de la misma manera. Fue un beso largo que nos pareció interminable y al que siguieron otros más cortos por su cuello, su cara, su nariz, sus ojos, aquellos ojos que desde el primer día que nos conocimos me habían mirado de un modo distinto y que siempre buscaban los míos.¡Sí! Al fin se lo había dicho.


Una explosión de júbilo recorrió mi cuerpo. Se me había quitado el nerviosismo. Estaba tranquilo y relajado. Era como un estado de calma total y notaba como Coral estaba igual. ¡Me había aceptado! ¡Me quería! Estábamos felices.


En el poco rato que permanecimos en el “Moli” pasamos una velada genial llena de besos y caricias. Nuestro amor tanto tiempo aprisionado se había, al fin, desatado.


Coral se tenía que ir antes de que la echaran en falta y me empeñé en acompañarla hasta la plaza San Juan donde había quedado con sus gentes. Ella no quería pero, testarudo, me salí con la mía. Enseguida localizamos a su grupo y al vernos llegar, de él salió un gitano que decidido se vino hacia mí gritándome:

-A ti payo de los cojones, ¡te voy a rajar! “Te se” va a quedar la “jeta desfigurá”. No te va a conocer ni tu puta madre. “Me cagüen “tos” tus muertos. No se te ocurra volver a arrimarte a la Coral, hijo puta. La Coral es mía, ¡que te mato!

El gitano metió la mano en uno de sus bolsillos e hizo el ademán de sacar algo que intuí podía ser una navaja. Yo estaba acojonado y no sabía ni que responder ni que hacer. Entonces, intervino Coral:

- Amador, que estás tú “majara” (loco). Deja al payo en paz, que luego yo te explicaré. Si no me ha hecho “ná”. ¡Márchate…!

Ante el cariz que están tomando los hechos, Coral se lo lleva, y yo como perro apaleado y con el rabo entre piernas me pierdo en busca de mis amigos, por si las moscas. Al poco de encontrarlos, me ven tan blanco que me preguntan si me ha pasado algo.


Les digo que he tenido una bronca con un gitano. Ellos se descojonan y me dicen que eso me pasa por “frecuentar malas compañías”, que yo me lo he buscado y que ande con cuidado.En esas estamos cuando aparece Coral con otra gitana y me dice:

- “Tás asustao “… ¿no?

- ¡Bastante!

- Mis amigas le fueron con el cuento al Amador de que andaba con un payo y se ha “mosqueao cantiá”. Justo nos ha visto y la “armao”. Ahora ya entenderás porque siempre estoy con tanto “cuidao”. Por nuestras costumbres gitanas la familia mía y la del Amador nos prometieron de churumbeles. Yo sería “pa”él y él “pa” mí. Nosotros no decidimos nada, fueron como te digo nuestras familias.

- Entonces, ¿es tu novio?

- De eso ¡“ná”!

- Pero tú, ¿le quieres…?

- Que lo voy a querer, yo te quiero a ti Félix y “pa” siempre. Te lo juro, ¡por esta! -cruza los dedos y hace la señal de la cruz-.

Sus palabras me dejaron más tranquilo y nos fuimos cada uno por nuestro lado, sin acordar cual sería nuestra próxima cita.

Los días de las fiestas se fueron pasando pero ya no volví a ver a Coral.
Me imaginaba que con el altercado que yo había tenido con Amador, y si este “calorro” no se separaba de ella ni un momento; Coral, para no comprometerme y que pudiera pasar una desgracia, habría evitado de todas las maneras posibles el encontrarse conmigo, pues sabía de sobra los sitios por donde me movía con mi cuadrilla.

Afligido y sin dejar de darle vueltas a mi cabeza, siempre con la incertidumbre de un posible encuentro, el resto de las fiestas acudí a buscar consuelo en Mari Carmen que resultó ser encantadora y que a ratos me hacía olvidar a mi Coral, no sé si para bien o para mal.

Mari Carmen era algo bajita, cara redonda, labios gruesos, nariz pronunciada, ojos de color almendra y “dos poderosas razones”. Vestía muy bien y corta, sus escotes eran de vértigo y le gustaba asomar ligeramente por ellos su ropa interior, cosa que a mí me fascinaba. Era culta, con estudios, de muy buena conversación sobre cualquier tema e hija de un militar destinado en Madrid, aunque descendía de Torres del Río, donde su padre tenía hermanos y a donde venían a pasar los veranos.

Mi relación con ella después de las fiestas de Estella continuó y a lo largo del verano nos vimos en varias ocasiones. Sentía por ella algo más que una gran amistad, pero era diferente a la motivación que yo tenía por Coral. Me gustaba, me agradaba, pero… faltaba algo más.

Terminado el verano nos carteamos, nos enviamos fotos y nos contábamos nuestras cosas, sus estudios, los míos, sus salidas, sus diversiones, sus amigas, etc. Nuestras cartas siempre comenzaron con “Querido Félix” y “Querida Mari Carmen” y terminaban con “un beso muy fuerte de quien sabes que te quiere” ó “te mando un montón de besos” y frases por el estilo.

Con la resaca de las fiestas de Estella volví al pueblo y a cada momento pensaba en Coral. Cuando por la radio escuchaba la canción “Ansiedad”, se me hacía un nudo en la garganta, sentía un gran dolor en el pecho y me ponía a llorar como un crío. ¡Así me desahogaba! No sé que me pasaba pero sentía su ausencia, la falta de sus besos, el roce de su cuerpo, nuestras manos entrelazadas, su presencia, su risa, sus ojos, su todo. Me había dado fuerte y después de haber sido tan feliz con ella, ahora me estaba haciendo sufrir y mucho.

¿Cómo -me preguntaba- me había enamorado de alguien que no tenía ni residencia ni domicilio fijo, de una cultura distinta a la mía y de unas tradiciones y costumbres tan alejadas de las nuestras? Y si eso seguía para adelante, ¿qué pasaría con nuestras familias? ¿Qué dirían mis padres? y los suyos... ¿la dejarían?... ¿Cómo podríamos vernos? ¿Dónde viviríamos? Y un montón de preguntas más de todo tipo que yo me hacía y me martirizaba pues no encontraba a ninguna contestación que me convenciera.

De esta forma se fueron pasando algunos días.

(...continuará)

miércoles, 11 de mayo de 2011

GUADALEST



Su visita nunca defrauda. Sigue siendo un pueblo precioso,de los más bonitos de España y recomiendo su visita.

Ya hacía años que no lo visitaba, pero esta mañana he decidido volver ,para recordar la buena imagen que siempre me dejó.




Lo conocí hace muchos años , cuando todavía se utilizaban los clásicos burros, para llevar a los turistas por el recorrido del pueblo.
Pasando Alfaz del Pi y en dirección a Castell de Guadalest ,te encuentras con esta fenomenal vista de la Sierra de Aitana.

Guadalest, es una población pequeña que cuenta con 215 habitantes fundamentalmente turística y muy conocida por el pintoresco castillo que domina todo el valle de Guadalest.
El municipio está enclavado en dicho valle y está bordeado por las máximas alturas de la provincia. Al norte está la
Sierra Aixortá (1.126 m.), al sur está la Sierra de Aitana (1.558 m.) y hacia el oeste, se encuentra la Sierra Serrella (1.361 m.).

HISTORIA:
Guadalest, existente ya en época musulmana, fue conquistado por los cristianos a mediados del


siglo XIII.

El rey Jaime II de Aragón donó en feudo el castillo de Guadalest a Bernardo de Sarriá en 1293, momento en que empezó un período de 42 años durante el cual el castillo y toda la comarca llegaron a pertenecer a la familia Sarriá.

En 1
335, el castillo pasó a la Corona, quien lo vendió al Infante Don Pedro; de éste pasó a su hijo, el primer Duque de Gandía, y a la muerte del último Duque Real de Gandía, a la familia Cardona. Los Cardona llegaron a ser Almirantes de Aragón; en 1543 Carlos I concedió a Sancho de Cardona para sí y sus sucesores perpetuamente el título de Marqueses de Guadalest. El marquesado incluía un gran número de poblaciones de toda la comarca.



El 22 de junio de 1644, se produjo un terremoto que destrozó el castillo; en diciembre del mismo año volvió a repetirse otro seísmo de gran intensidad.

El último Cardona, Marqués de Guadalest, murió sin descendencia en 1699 y esto provocó una serie de problemas que terminaron al recaer el marquesado en la persona del Marqués de Ariza.
Durante la época de los Cardona, hubo otra familia que adquirió gran relevancia, la de los
Orduña. La vinculación de los Orduña a Guadalest data del siglo XVI, pues fueron alcaides perpetuos desde 1669 y alcanzaron nobleza en 1756, al ingresar en la Orden de Santiago don Pedro Antonio Buenaventura de Orduña y García.

Durante la
Guerra de Sucesión, en 1708, el Castillo de San José sufrió una voladura que afectó gravemente su ala oeste y la Casa Orduña fue incendiada.


Ya en el siglo XX, Guadalest sufrió una serie de cambios importantes: en 1953 se empezó a construir el embalse, que sería terminado en 1971.








En 1974, Guadalest fue declarado Conjunto Histórico-Artístico.



Actualmente el Marquesado de Guadalest corresponde a D. Roberto Sánchez-Ocaña y Arteaga, como se puede comprobar en el Elenco de Grandezas y Títulos Nobiliarios Españoles.


Museos:
Museo de Belenes y Casas de Muñecas.
Museo de Instrumentos de tortura.
Museo de Microminiaturas.

Museo de Saleros y Pimenteros ~ 20 000 saleros y pimenteros.
Museo Etnológico de Guadalest.
Museo Microgigante ~ de miniaturas y esculturas gigantes.
Museo Municipal Casa Orduña ~ edificación de esta familia nobiliaria, del
siglo XVII.

PERSONAL:



He tenido ocasión de charlar con comerciantes del pueblo y tienen verdadera preocupación , de que decisiones políticas en materia de Urbanismo ,dañen la estética actual, de lo cual ya hay cierta constancia en alguna edificación reciente Y que no sigue el orden natural del pueblo en cuanto a imagen me refiero.
Los comerciantes ya se manifestaron en protestas contra ellos por el desacuerdo en su visión en materia urbanística ,sería una pena que prevaleciesen ciertos intereses económicos en sus decisiones.
Son preciosas las tiendas de souvenirs , que el personal de venta ,de manera exquisita y profesional (así lo he podido comprobar en varias de ellas ) atienden a los turistas que las visitan ,pero especialmente la regentada por Tania Pons que se encuentra al comienzo del recorrido.







Textos informativos del municipio extraídos de Wikipedia, el reportaje fotográfico obra de "el Nene "

lunes, 9 de mayo de 2011

GENIALES RESPUESTAS



ALUMNOS INTELIGENTES



Profesor: “ ¿Qué debo hacer para repartir 11 patatas a 7 personas?” Alumno: “Puré de patata, señor profesor.”

Profesor: “Joaquín, diga el presente del indicativo del verbo caminar.” Alumno: “Yo camino, tu caminas, él camina…”


Profesor: “ ¡Más deprisa! “ Alumno: “Nosotros corremos, vosotros corréis, ellos corren.”


Profesor: “Llovía”, ¿qué tiempo es? “ Alumno: “Es un tiempo muy malo, señor profesor.”

Profesor: “¿Cuántos corazones tenemos nosotros?”Alumno: “Dos, señor profesor.” Profesor: “¿Dos?”Alumno: “Si, el mío y el suyo..”

Dos alumnos llegan tarde a la escuela y dicen como justificación:


- El 1º dice: “Me he despertado tarde, he soñado que fui a la Polinesia y el viaje ha tardado mucho.” - Y el 2º dice: “Y yo me he ido a esperarlo al aeropuerto.”

Profesor: “Paco, diga 5 cosas que contengan leche.”Alumno: “Si, señor profesor. Un queso y 4 vacas”


Profesor preguntando en un examen oral a un alumno de Derecho :”¿Que es un fraude?” Contesta el alumno: “Un fraude es lo que está haciendo usted.” El profesor indignado” ¿Cómo es eso?”Dice el alumno: “Según el código penal, comete fraude todo aquél que se aprovecha de la ignorancia del otro para perjudicarlo.”



Profesora: “María, señale en el mapa donde queda América del Norte.!” María : “Aquí está”Profesora: “Correcto. Ahora los demás respondan “¿Quién descubrió América?” Los demás: “María”



Profesora: “Juanito, dime con sinceridad, ¿rezas antes de las comidas?” Juanito:“ No, sra. Profesora, no lo necesito, mi madre es buena cocinera.”



Profesora: “Arturo, tu redacción “Mi perro” es exactamente igual a la de tu hermano. ¿La has copiado?” Arturo: “ No, profesora, es que el perro es el mismo.”



Profesora: “Carlitos, ¿qué nombre se da a una persona que continua hablando aunque los demás no estén interesados?” Carlitos: ” Profesora”

domingo, 8 de mayo de 2011

FATIMA RICON



Muy contenta ha regresado Fátima, de su viaje a la capital catalana, cuyo objetivo era el presentar su libro "LA GUINDA DEL PASTEL" el el FNAC "La Maquinista" y darse a conocer personalmente a los asistentes como autora del mismo.


Orgullosa y emocionada ,por como ha sido su acogida y por el cariño e interés, que su obra que ha recibibido en su visita a Barcelona .

Después de la presentación ,tuvo que atender y pasar por ese momento de nerviosismo que produce el atender a todas las preguntas ,que los espectadores le hicieron ,tanto sobre el libro cómo por su futuro personal.



Adjunto imágenes del día:




En su presentación acompañada por Eli Cortés(médico y escritora) y María Morales presentadora del acto.




Terminando la presentación ,con una fiesta en las faldas del Tibidabo en agradecimiento personal
a Fátima ,por su colaboración con FNAC.

lunes, 2 de mayo de 2011

La Guinda del Pastel



El día 4 de Mayo, Fátima Ricón Silva presenta la novela "LA GUINDA DEL PASTEL" en Barcelona en el Fnac La Maquinista a las 20h.




Le acompañarán María Morales Horrillo periodista y escritora y Eli Cortés Barrera, médico y escritora barcelonesa.



Te deseo éxito en tu promoción en Barcelona y enhorabuena por la marcha de tu libro.




A la vuelta de tu viaje a la capital catalana ya me contarás cómo te ha ido la presentación a ese público entendido y muy lector.





CORAL- Capítulo 2

Resumen de lo anterior:

Félix es un joven que bajo la tutoría de su tía María estudia el Bachillerato en Logroño. Estando muy cercanos los exámenes de la Reválida de Grado Superior su tía enferma y al necesitar de sus cuidados, no puede prepararlos convenientemente.


En el desarrollo de las pruebas su tía fallece y Félix es suspendido. Hasta el año próximo no hay nueva convocatoria de exámenes por lo que tiene que volver al pueblito del Valle de Allín donde nació y donde residen sus padres.

Durante su estancia en el pueblo, cierto día, llega una caravana de gitanos que acampa a las orillas del río y cerca del puente grande. Félix entabla amistad con dos de los gitanos, Mauricio y Coral que son hermanos…


(...Continuación)

Y llegó la hora de la despedida. Aquella tarde Coral me buscó por el pueblo y me encontró en el frontón, jugando a la pelota con mis amigos y con su hermano Mauricio que nuevamente nos dio un recital de payasadas. Me llamó desde lejos y dijo:

- Félix, venía a decirte que mañana temprano nos vamos.

- Y, ¿a dónde?

- A mi padre le he oído comentar que dirección a Las Améscoas, quiere llegar pasando los primeros pueblos de Álava hasta Santa Cruz de Campezo y luego regresar a Estella.

Me quedé cortado y no sabía que decir, apenas pude balbucear alguna palabra

- Bueno, pues adiós… ¿cuándo te volveré a ver…?

- No lo sé. Veo que te pones triste, ¿por qué...?

- Pues porque me gustaría que te quedaras…

- A mí también me fastidia marchar, tú me “camelas”

- Tú me gustas, Coral, ¡sí!...

A la mañana siguiente me desperté muy temprano, había dormido bastante mal y había pensado mucho en aquella gitanita que tanto me gustaba.

Tenía algo que me recorría por el estómago, acompañado de un nerviosismo que no sabría describir.

Me venían a la cabeza todos nuestros encuentros desde el primer día que la conocí. Su figura la tenía permanente en mi cabeza, su mirada, su sonrisa, su hablar, su todo.

Y ahora que yo sentía algo raro por ella dentro de mí, se me iba, no la volvería a ver y no había sido capaz al despedirme, de decirle algo más, de explicarle esto que me pasaba. ¿Me estaba enamorando? ¿Sería eso el amor? ¿Pero cómo era posible que me gustara una gitana hasta ese punto? ¿Y ella que sentiría por mí?

Sí, me había dicho que yo le caía bien pero de ahí a igualar lo que a mí me estaba pasando. ¿Y si solo me quisiera como amigo?

Me hacía yo mismo estas y otras mil preguntas a las que no les encontraba ninguna respuesta, solo divagaciones.

Me estaba comiendo la cabeza que en cualquier momento estallaría y los sesos se me hacían agua.

Así que tomé la decisión de ir hacia la chopera de los alrededores del río donde estaban acampados los gitanos.

Por el camino voy pensando en que si todavía los gitanos no se han ido, al menos, puedo volver a ver otra vez a Coral y si me siento con fuerzas y los nervios no me atenazan, le confesaré algo de lo que estoy viviendo.

Así lo hago.

Cuando llego y camuflado entre los chopos, observo como los gitanos mayores están atando una yegua a cada uno de los carromatos.

Ya han cargado todas sus pertenencias y las familias están dispuestas para la marcha.

Los viejos y los más pequeños dentro de los carruajes, los demás parece ser que irán andando y los potrillos de las yeguas siguiendo a sus madres.

Veo a Coral con un balde como tira agua sobre el círculo de piedras donde estuvo el fuego, pero ya es demasiado tarde. No me atrevo a ir hacia ella.

Terminan de atar otra yegua y un caballo a las traseras de los carromatos y el jefe ordena el inicio de la marcha.

Salgo de la chopera hacia el camino y Mauricio que acierta a verme hace un gesto y viene hacia mí. Emite su sonido gutural característico y mete la mano a uno de los bolsillos de su vieja y rota chaqueta, de dónde saca un pajarico que tiene la pata atada con una cuerda y que agita sus alas con frenesí.

Me lo entrega y sorprendido por su gesto, le comento:

- ¡Gracias, Mauricio! Según me contó alguna vez, tu hermana Coral, lo que más valor tiene para vosotros los gitanos es la libertad. También las aves y todos los animales tienen derecho a disfrutar de ella. Deja que este pajarillo sea también libre.

Seguidamente desanudé la cuerda y el pajarillo echó a volar.

Mauricio puso cara de sorpresa y seguro que no entendió nada de lo que le había dicho, pero volvió en sí y soltó su enorme carcajada.

Instintivamente le doy un abrazo y él me corresponde con fuerza con dos ó tres.

- ¡Adiós, Mauricio ¡

Coral que a lo lejos ha presenciado la escena levanta su mano y agitándola me dice

- ¡Adiós, Félix, nos veremos!...

La caravana de gitanos sube el puente medieval y las cuestas del pueblo y toma el camino de la ermita de San Blas, desde donde accederán a la carretera en dirección a Zudaire y Las Améscoas.





Esta ermita en la que hemos quedado en muchas ocasiones, pequeña, vieja y con una parte del techo derruido por la acción del tiempo, a punto de desplomarse y en donde, a través de su ventana de barrotes y sin cristales, hemos depositado alguna moneda de limosna, con el deseo de que el santo obispo nos proteja la garganta y además nos traiga suerte y felicidad.

Pasó el tiempo y a Coral no la volví a ver.

La recordaba a cada instante, estaba melancólico y pensaba seriamente en que debía de estar enamorado. Era la primera vez que me pasaba esto y mis amigos del pueblo viéndome en este lamentable estado, me tomaban el pelo miserablemente y me decían:

- A ti lo que te pasa es que te ha hecho “tilín” la gitana.

Creo que no iban descaminados.

Como Coral me había comentado las rutas que solían hacer, me pasé los meses siguientes viajando en bicicleta, que tenía que pedir prestada, a los pueblos lindantes y cercanos, pues no tenía vehículo alguno de locomoción que no fuera el de San Fernando.


Me recorrí todos los puentes, choperas, eras y plazas habidas y por haber, buscando a mi amada sin éxito alguno.

Me harté de preguntar a las gentes por la caravana de gitanos, dándoles pelos y señales y lo más que conseguí fue que me dijeran que, si habían visto algunos gitanos, ya no estaban.

Chupé vientos, frío y alguna pájara, por mi poca actitud con la bicicleta, y muchos reniegos en mi casa que no cesaban de preguntarme a donde iba con la jodida bicicleta, tanto viaje y tanto pedir prestado el vehículo a los vecinos y amigos, que estaban de hacerme favores hasta las pelotas.

De esta forma y desesperado por no haber sabido nada de Coral, ni tener ningún contacto, se pasó el resto de aquel año.

Al año siguiente, y en Julio, tuve en Logroño la convocatoria para la segunda parte del examen de Reválida de Grado Superior que me había quedado. La nota que me dieron en la prueba de calificación fue de un 6 y por tanto la definitiva quedó establecida en un 5’8 –Aprobado-

Había conseguido el título de Bachiller Superior y regresé al pueblo para descansar unos días y plantearme que es lo que podía hacer en adelante y dialogar sobre ello con mis padres.

Las fiestas de Estella comenzaban el primer viernes del mes de Agosto y ahora que estaba completamente liberado de las tareas del estudio, tenía unas ganas tremendas de acudir a ellas a divertirme por todo lo alto y celebrar mi aprobado.

Mi madre tenía un primo que residía en esa ciudad y tenía un montón de hijos, no recuerdo si eran 7 u 8, más chicas que chicos.

Era una familia extraordinaria y de hospitalidad súper-generosa. Me recibieron con los brazos abiertos. Me preguntaron qué cuántos días me pensaba quedar y al contestarles que sólo el fin de semana, ellos me dijeron que ni hablar, que me quedara para todas las fiestas, que no había ningún problema, que compartiría cama con uno de sus chicos, José Miguel, que era más o menos de mi edad y que él estaría a mi disposición para llevarme a todos los sitios y enseñarme lo que fuera de menester, como así fue.

Que buen chico el primo José Miguel aunque, la verdad, un poco tímido pero muy culto.

El primer día de fiestas nos levantamos para la hora del encierro.

Estella estaba repleta de gente vestida de blanco y rojo con una animación extraordinaria que se palpaba en el ambiente.

Las gentes de la merindad se habían dado cita y los forasteros abundaban por doquier con lo que la algarabía en la calle era considerable, aumentada aún, si cabe más, por el ruido de las peñas y charangas con el estruendo de sus bombos.

Nos colocamos en la Calle Mayor pero fuera del vallado, pues ninguno de los dos éramos valientes corredores (yo, particularmente, en pasando de caracol, huyo de todo lo que tenga cuernos) y presenciamos como los mozos corrían delante de las vacas hasta la Plaza de Toros que era el final del recorrido. Hasta allí también nos fuimos nosotros y tomamos asiento en una de sus incomodas gradas para asistir a la suelta de vacas que “torearían” los aficionados y que tanto gusta a la gente.

Como a mí el asunto no me hacía demasiada gracia, con la mirada me estaba entreteniendo en dar vueltas a la plaza y ver al personal, cuando a lo lejos divisé un grupo de gitanas y entre ellas me pareció distinguir la cara y el cuerpo de Coral.

El corazón me dio un vuelco y me empezó a palpitar a mil por hora. Notaba que se me iba a salir del pecho y que me podía dar algo.

Lleno de nerviosismo traté de hacerle señas pero estaba bastante distante y desistí por lo que decidí acercarme hacia ella.

Le dije a José Miguel que me acompañara que quería saludar a una amiga.

Conforme me acercaba comprobé que efectivamente era Coral. Le grité por su nombre y ella al verme dejó sus compañeras y se vino hacia mí.

- ¡Hola, Coral!

-¡Hola, Félix!

- Cuanto tiempo sin verte. ¿Cómo estás?

-Yo bien ¿y tú?

- Ya ves, bien también

-¿Que has venido a fiestas?

- Sí, me voy a quedar unos días. Y… ¿Mauricio...?

-Se quedó con mis padres por la zona de Los Arcos. Vine en el autobús pues aquí tengo ahora viviendo una “penchi” (hermana) de mi madre. Su marido entró a “currelar” a una fábrica de las afueras que está a la orilla del río y les van a dar pronto un piso.

- Esas, ¿son tus amigas?

-Sí y “romañis” (familiares)

- Esos gitanos que están con ellas, ¿los conoces?

-Sí, estamos “tos ajuntaos”

- Sabes que, todo este tiempo sin vernos, te he echado mucho de menos. Tengo unas ganas tremendas de estar contigo y charlar tranquilamente. Además quiero decirte algo muy importante y necesito que estemos solos. ¿Cuándo puede ser?

- No sé… va a ser “mu” difícil. Estoy todo el día con ellos y si se dan cuenta que me largo con un payo o estoy mucho rato con él, se va a liar. Hay mucho gentío por los sitios y no quiero que nos vean juntos y solos. Lo de la gitana y el payo ó al revés, ya sabes que mi raza, por sus leyes, no lo admite. Lo que podemos hacer es que cuando nos crucemos por la calle o nos veamos en la plaza o en algún sitio, disimuladamente y cuando me sea posible, ya me las arreglaré yo para irte a buscar, pero tú no digas nada ni me llames. Por la noche vamos ir a la verbena de la plaza, si tu vas ya te veré. Y ahora me tengo que ir, ¡adiós!

Me quedé de piedra con aquello que acababa de oír, pero que le íbamos a hacer, la situación es la que mandaba.

En el pueblo no había existido por mi parte ningún recelo en que nos vieran juntos y aquí en la ciudad me tenía que amoldar a unos prejuicios que me parecían arcaicos y raciales.

A ver por qué coño yo no podía estar con la persona que me saliera de ahí.

¿Qué mal hacíamos?...

No entendía nada, vivíamos en un mundo de mierda donde las apariencias eran las que mandaban.

A todo esto, José Miguel, que había presenciado a corta distancia todo lo que había sucedido, estaba más alucinado que yo y me dijo con guasa:

- Pero “primo”, ¿ahora te da por las gitanas? No tienes suficientes chicas en el pueblo, aquí en Estella ó en Logroño que te tienes que ir a por las de raza calé. La verdad es que está buena, ¿te la has jodido…?

Yo le contesté:

- Tú, José Miguel, aparte de ser un “tontolaba” que se mata a pajas, eres un salido y un mal pensado y no sigas por ahí. Coral es mi amiga, me gusta y punto. ¡A ti que te importa!

El resto del día no vi a Coral aparecer por ningún sitio.

Antes del mediodía, nos reunimos con varios amigos comunes, con la idea de sobre las siete de la tarde preparar un guateque en la terraza de la casa de uno de ellos y comprar algo de bebida, que según costumbre y porque la economía no estaba para muchos dispendios consistiría en unas botellas de vino blanco peleón y una de vermut que revueltas se convertían en nuestra pócima milagrosa y desata lenguas.

Las chicas cogían unos “pedos” de órdago, que aprovechábamos para bailar apretaditos y sobarlas un poco.

Lo peor era cuando se les pasaba el colocón y comenzaban las vomitonas, los lloros y que dirá mi madre si me lleváis a casa en este estado.

Dimos unas vueltas y conocimos a unas chicas de Madrid y nos enrollamos con ellas y las invitamos a que acudieran a nuestra fiesta a lo que accedieron sin ningún reparo.

A José Miguel le habían regalado cuatro invitaciones para los toros y después de un tira y afloja seleccionando a las que llevábamos con nosotros, ya que los dos, ¡puñetera casualidad! queríamos llevar a la misma, quedamos con las dos elegidas antes de que empezara la corrida, a la puerta de la plaza.

Llegaron puntuales y muy preparadas, ¡rediós! como se notaba que eran de la capital. Vestidos de tirantes, amplios escotes y bien maquilladas.

Tomamos nuestros asientos en la última de las gradas, que por eso las entradas eran “por la cara” y todos muy juntos ya que el espacio a ocupar no daba para mucho.

Nuestros brazos pegaban con los de nuestras acompañantes y de vez en cuando rozaban sus tetas y con las piernas recogidas, aprisionadas por las espaldas de los de adelante, padecimos un verdadero suplicio chino, más que el de los pobres novillos que se estaban lidiando.

La corrida terminó, no nos habíamos enterado de mucho porque nuestros ojos habían estado más pendientes de los escotes de las “pavas” que de lo que sucedía en el coso.

Salimos todos sudados y asfixiaditos y tomamos una cerveza en un bar de los alrededores de la plaza, que también estaba repleto de gente, y tranquilamente nos encaminamos para la casa con terraza donde se iba a celebrar el guateque.

Al llegar la gente ya estaba a su rollo y el brebaje preparado.

Era un salón de un primer piso que parecía no estar habitado, con una mueble librería vacía en la pared, una mesa ovalada que se había retirado para poder hacer sitio, unas sillas y un sofá.

Un “pick-up” de maleta con dos altavoces presidía la sesión y una carpeta de plástico que guardaba discos de 45 r.p.m. de donde se extraían los microsurcos a pinchar: rock, twist y enseguida piezas de ritmo lento para “achuchar”.

Alguno de nuestros amigos ya andaba dándose el lote.

José Miguel y yo nos pusimos a bailar con nuestras dos acompañantes de la corrida, no sin antes, nuevamente, haber parlamentado quien bailaría con quién, sin llegar a ningún acuerdo, pues los dos queríamos de pareja a la misma chica que se llamaba Mari Carmen y que era un bombón.

Así que nos las turnamos, pero como la que más arrimaba era la otra amiga, de nombre Inés, que era algo mas rellenita de carnes, mi primo que andaba bastante picadillo, decidió seguir y terminar la sesión con ella y así poder dar rienda suelta a sus bajos deseos libidinosos, que no fueron más allá de un fuerte calentón.

Terminada la fiesta acompañamos a las chicas a sus casas y quedamos para el baile de la noche en la plaza.

Nos habían caído muy bien estas mozas.

Ellas y sus amigas eran una cuadrilla divertida y sobre todo bastante liberales y adelantadas, que para eso eran de la capital del reino.

Y en cuanto al asunto del arrime no le daban la menor importancia. No sabíamos qué pasaría si alguno llegaba más lejos e intentaba el revolcón.

Después de cenar con la familia y comentar con José Miguel los incidentes del día, salimos por la noche a la verbena de la plaza San Juan.

El ambiente estaba muy animado.

Había cantidad de gente, cuadrillas de chicos y chicas, parejas y gente mayor que procuraba sentarse en los bancos de la plaza o en las terrazas y veladores de los bares de alrededor.

La orquesta, con una programación muy bien estudiada, primeramente atacaba con piezas alegres y de ritmo para ir animando a la multitud a que saliera a bailar. Una vez caldeado el ambiente, tocaba piezas para los mayores a base de pasodobles, valses, tangos, rancheras y todo ese repertorio tradicional y clásico de cualquier baile. Cumplido el objetivo de cansar a los mayores para que de esa forma se fueran cuanto antes a dormir, terminaba con marcha para los jóvenes, intercalada con algunas piezas lentas con las que las parejitas pudieran arrullarse.

Llegamos pronto, dimos unas cuantas vueltas examinando el personal, y haciendo alguna tontería y gamberrada que otra, hasta que nos encontramos con las de Madrid y su cuadrilla.

Nos juntamos y en esas estábamos, un baile con una, un baile con otra.

Cuando había conseguido quitarme de encima al pelmazo de mi primo y entablar conversación y baile, todo seguido con Mari Carmen, apareció Coral vestida de navarrica: alpargatas blancas con cintas rojas, falda y blusa blanca, faja y pañuelo rojo al cuello.

Venía sola y al verla rápidamente me solté de Mari Carmen, como si estuviera haciendo algo malo.

Le pedí disculpas diciéndole que enseguida volvía, que tenía que saludar a una amiga que no veía hacía mucho tiempo y me fui hacia Coral.

(...continuará)

TIEMPOS DE CRISIS

Es agosto, en una pequeña ciudad de la costa, en plena temporada; cae una lluvia torrencial y hace varios días que la ciudad parece desierta.

Hace rato que la crisis viene azotando este lugar, todos tienen deudas y viven a base de créditos.

Por fortuna, llega un ruso mafioso forrado de guita y entra en el único pequeño hotel del lugar.

Pide una habitación. Pone un billete de 100 dólares en la mesa de la recepcionista y se va a ver las habitaciones.

El jefe del hotel agarra el billete y sale corriendo a pagar sus deudas con el carnicero.

Éste toma el billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos.

A su turno éste sale corriendo para pagar lo que le debe al molino proveedor de alimentos para animales.

El dueño del molino toma el billete al vuelo y corre a liquidar su deuda con María, la prostituta a la que hace tiempo que no le paga. En tiempos de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito.

La prostituta con el billete en mano sale para el pequeño hotel donde había traído a sus clientes las últimas veces y que todavía no había pagado y le entrega el billete al dueño del hotel.

En este momento baja el ruso, que acaba de echar un vistazo a las habitaciones,dice que no le convence ninguna, toma el billete y se va.

Nadie ha ganado un centavo, pero ahora toda la ciudad vive sin deudas y mira el futuro con confianza







!!!MORALEJA: ¡¡¡SI EL DINERO CIRCULA SE ACABA LA CRISIS!!!