Las huellas de la corte en territorio asturiano son ahora más admiradas que nunca por su singular acento artístico.
En 1985 la UNESCO daba su apoyo para un nuevo culto en las inmediaciones de estos edificios.
Declaraba que el patrimonio monumental de Oviedo era en realidad un Patrimonio de la Humanidad, dando paso al culto de la cultura, al arte de saber mirar y escudriñar los hábitos de sociedades antiguas que vivieron en este mismo territorio.
La ciudad de Oviedo, como capital del reino de Asturias que fue, guarda joyas arquitectónicas notorias que se fueron forjando durante 200 años de monarquía y de arte prerománico asturiano.
Desde que comenzase el reinado de Don Pelayo en el año 722 hasta la muerte de Alfonso III en el 910, cuando la capital regia se traslada a León.
El popular palacio de Santa María del Naranco fue ideado en su origen como residencia real, palacio de caza y lugar de descanso de Ramiro I. Su belleza y funcionalidad ya se admiró en el medievo.
Consta de dos pisos, el superior es un gran salón abovedado que se abre al exterior por dos amplios miradores. En el mismo siglo de su construcción, siglo IX, se transformó en iglesia.
Son de destacar sus capiteles de tipo bizantino, eso sí, con el típico sogueado asturiano, y las representaciones de animales y figuras humanas.
En las inmediaciones del monumento hay un Aula de Interpretación, y sus paneles explicativos nos ilustran las diferentes etapas del Arte Prerrománico Asturiano.
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