lunes, 10 de diciembre de 2012

LA ANGULA y MARICUERNO


La ANGULA, ateniéndonos al acróstico de sus letras, podríamos decir que tiene:

La A, de Anguila como no podría ser de otra forma, porque una hija debe ser siempre bien agradecida con la madre.
La N, de Necesaria, para el sustento de las familias que directa e indirectamente dependen de tan preciado manjar.
La G de Gula, porque apetece en exceso. Dos cazuelas, mejor que una, y tres, mejor que dos.
La U , además de Universal, de Única, porque es difícil que exista otra especie comestible tan diminuta y de tanto valor a la vez.
La L de Lista, porque tiene la virtud de escurrirse, poniéndoselo muy difícil a los anguleros, pagando las consecuencias, dada su escasez, los consumidores.
La A de nuevo, de Admirable, por su increíble y sorprendente comportamiento y ciclo vital. Y, quizá no lo sepan, de Afrodisiaca, virtud descubierta recientemente y que afecta a ambos sexos. El inconveniente es que, para que haga efecto, han de degustarse un mínimo de 300 gramos diarios, por persona, claro. ¿Merecerá la pena...?
 
La ANGULA es, sin duda alguna, uno de los platos mejores, de mayor prestigio y, si se quiere, más elitistas de la cocina española.
 
Muy especialmente cuando se hace en cazuela de barro con aceite, ajo y guindilla.
Una forma sencilla de cocinar, pero de excelentes resultados.
Es un alimento muy completo y exquisito. Como alimento, tiene los mismos nutrientes que cualquier otro pescado azul, aportando además vitaminas A y B y de forma muy relevante D y B12, algo de lo que la mayoría de los pescados carecen.
La angula fue una especie más bien depreciada y despreciada, tanto que servía de comida para las gallinas.

Los pescadores preferían salir a la mar, dejando el hoy denominado oro blanco para los aldeanos o terrestres.


Hasta que una mujer de Fuenterrabía, conocida por «Maricuerno» , se desplazó a Asturias para comprarla, precisamente en La Arena y en San Esteban de Pravia, y enviarla al País Vasco.

Sucedía esto a finales del siglo XIX y principios del XX. 
La historia de la ANGULA se puede relacionar a la perfección con la memoria histórica, tan de moda últimamente. Y es que la angula, junto con el salmón y el reo, son verdaderos seres con memoria histórica.
Las anguilas, emprenden viajes de miles de kilómetros hasta llegar al mar de los Sargazos.
Allí desovan, mueren y las crías retornan el viaje al río donde vivieron sus madres y no a otro.

Es, sin duda, algo genético que esta especie lleva en sus cromosomas y que entiendo confirma lo dicho.
La ANGULA es la cría de la anguila y uno de los seres vivos más increíbles de la creación. Los miles de kilómetros que viene a recorrer este pez a lo largo de su vida es algo que no tiene parangón en la naturaleza. Pero aún hay más: ningún organismo en período de crecimiento reduce su tamaño, como lo hacen los alevines de la anguila.

El lugar para el desove, que se desconocía hasta el pasado siglo XX, se sitúa en el mar de los Sargazos, entre las Bermudas y Puerto Rico.
Allí desovan en aguas profundas y, antes de morir, la hembra produce hasta 20 millones de huevos de flotación libre.
Lo de «flotación libre» no quiere decir que se vayan flotando por libre.
Estas larvas, llamadas leptocéfalas, se dejan arrastrar por la corriente del Golfo en forma de bolas, como si de pelotas de tenis se tratara, y tardan tres años en llegar a las costas europeas. 

Porque ese periplo a lo largo de un trienio le sirvió a la prole de las anguilas para convertirse en gallardas angulas de entre seis y ocho centímetros, que colonizarán los estuarios.
Si alguna sobrevive a la trampa de las redes, nadarán río arriba para convertirse en adultas y completar su ciclo vital.
La ANGULA es un producto que no está al alcance de cualquiera, sobre todo desde que los japoneses mostraron serio interés por la especie, viéndose desde entonces el mercado y los precios desbordados.
A Japón llevan las ANGULAS en vivo para los arrozales, consiguiendo un doble objetivo: favorecen el cultivo desparasitándolo y tienen pescado, la anguila, que, por cierto, es uno de los peces de río menos promocionados, a pesar de que la empanada de anguila la conocían los romanos y en los recetarios españoles de los siglos XIV al XVII todos los gastrónomos de prestigio se ocupan de ella amplia y favorablemente.

FESTIVAL DE LA ANGULA
En el segundo fin de semana del mes de Marzo la localidad asturiana de San Juan de la Arena(Soto del Barco) celebran una jornada que permite degustar este excelente plato,preparado de diferentes formas y dentro de un menú que se ajusta a todos los bolsillos.
 
 
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