domingo, 16 de enero de 2011

EL CERVINO VASCO


La revista "Pyrenaica" describía así al Txindoki y sus tradiciones en 1927: "Al norte del Aralar, se yergue majestuoso e imponente, encumbrado y denso, el peñascal de Larrunarri.

Otros lo conocen por el más típico nombre de Txindokí y en el Goyerri guipuzcoano lo llaman también Ñañarri, quizá por parecer más delgado y frágil visto por este lado.


Pero por donde quiera que se le mire, siempre es imponente y se presenta majestuoso a nuestra vista: parduzco en los días grises, azulado en días de sol.

Los tejos, espinos, jarales y demás arbustos desparramados por sus laderas, tienen raíces de sangre entre sus duras rocas.

Se alza a 1.430 metros sobre el nivel del mar y aunque esta altitud sólo le permite ocupar el tercer lugar entre sus hermanos, Gambo e Irumugarrieta son más altos que el Larrunarri, es siempre el más majestuoso. Txindoki, visto desde el vallecito de Zaldivia, tiene alguna semejanza con el perfil del Cervino".


El monte Larrrunarri o Txindoki, nombre éste que proviene de una borda de pastores que se sitúa a los pies de la cumbre, es un lugar sagrado para los vascos.
En su cumbre tiene "Mari", la diosa por excelencia del Olimpo Vasco, una de sus residencias. También la tradición cristiana tiene su lugar a los pies de la montaña, en la ermita de Nuestra Señora de los Remedios.

Pero esta bella mole no solo evoca fenómenos metafísicos, también es lugar de culto para alpinistas y escaladores, en cuyas rectilíneas formas se han iniciado muchas generaciones de montañeros vascos y navarros.



La mole caliza de Txindoki se alza 1000 m sobre el Santuario de Larraitz, su alfilado pico de caliza y su arista se alzan sobre el entorno verde de los extensos pastizales y bosques de hoja caduca de la Sierra de Aralar, que delimita por el norte.

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